Muchos años antes de la rebelion de Jumandi, más arriba de donde actualmente se asienta la parroquia de Pano, el jefe de los quijos celebraba el nacimiento de su hijo Pano, mientras que en una comunidad cercana una hermosa niña, llamada Tena, hacia las delicias da la familia del curaca mayor. El tiempo voló entre tucanes y azulejos y Pano se convirtió en un robusto joven, hábil en el manejo de las armas, que solía salir con un grupo de jóvenes de su edad a practicar caza. Juntos cruzaban lomas y planicies llenas de guaduales, guachanzos y pintones. Era la época cuando maduraban las guabas y las chontas.
Un día, cansados del esfuerzo realizado, los muchachos acamparon a la orilla de un río. cuando iban por el ultimo mate de chicha, escucharon, como campanillas de fiestas, varias risas femeninas, se trataba de Tena y un grupo de jóvenes mujeres que tomaban alegremente un baño en el recodo del río.
De este inesperado encuentro nació el amor entre Tena y Pano. Comenzaron a verse diariamente a escondidas de sus padres pero como ningún secreto dura mucho tiempo, el padre de Tena se entero del romance y prohibió terminantemente que continuaran viéndose ya que Tena estaba comprometida para casarse con el hijo de un gran cacique de la cabeceras del Misahualli. Pano siguió yendo al lugar de encuentro pero este siempre estaba solitario; Pano perdió la alegría de vivir y las ganas de cazar.
Los yachac se reunieron para curarlo.
Uno dijo de un poderoso guerrero de una comarca cercana lo había envenenado con su cerbatana.
Otro aventuro la posibilidad de que su cuerpo estuviera poseído por un supay maligno; un tercero sostuvo que Pano simplemente estaba enamorado de una bella y esquiva princesa.
Pese a las atenciones y los cuidados de los yachac, las salud del joven solo empeoraba.
Pano al no tener noticias de su amada decidió lanzarse al río y desaparecer para siempre de la tierra y así lo hizo.
Mientras era arrastrado por las correntada y daba vuelta en los remolinos iba murmurando su desgracia.
Las piedra y bocachicos, los yutzos y pindos, la guabillas y las orquídeas, los quindes y las mariposas, las apancoras y los grillos, todos se enteraron de sus penas.
Una tarde, cuando Tena, triste y resignada a sus suerte, tejía, sin prisas y sin ilusión, una ashanga para transportar los productos los productos de la chacra, un pingullopishco que se posó en una rama cercana, le contó el triste final de Pano.
Agobiada por el dolor decidió seguir la misma surte de su amado y se lanzo finalmente al agua. Bajó dando tumbos entre la piedras y dorándose al sol en los remanso del río.
Un día, Tena vio a su amado que bajaba llorando su desgracia entre las aguas del Pano. Rendida de amor se lanzo a sus brazos. Juntaron sus palpitaciones y se hicieron uno para la eternidad. Pano y Tena engendraron un solo río: el Tena que desde entonces baja rumoroso y alegre lamiendo las blancas playas de yutzos y guayabas fragantes.
COMENTARIO : Esta es una de las tantas leyendas que enriquecen nuestra cultura amazonica ya que nuestra cultura se basa en un conjunto acumulado de leyendas y mitos que ensalsan nuestra vida tradicional , muchos de los jovenes y ciertos adultos que no conocen las historias de nuestra provincia .el motivo que me inpiro hacer esta r4edaccion es dar a conocer la importancia que tienen estos 2 rios en tanto su valor simbolico ,cultural y natural no esta siendo respetado como deberia cerlo las cuencas de estao manantiales que atraviesan nuestra bella ciudad estan desapareciendo y conjuntamente con ellos desaparecera nuestra tradicion oral , belleza natural e incluso podria derivarse en perdidads economicas . eso si debe asernos pensar
muy buena historia conbina la realida y la fantasía
ResponderEliminar